Sí hubo intromisión
Es ya innegable que existió un intento de interferir en los ascensos militares y el presidente continúa sin pronunciarse.
La publicación hecha en los últimos días por este Diario de los mensajes de WhatsApp entregados a la fiscalía y a la Comisión de Defensa del Congreso por el general José Vizcarra, ex comandante general del Ejército, ha traído por tierra la especie sostenida por el ahora exministro de Defensa Walter Ayala, en el sentido de que los chats que presuntamente lo comprometían en un intento de interferir en los procesos de ascenso de las Fuerzas Armadas no existían. Los mensajes, a los que El Comercio ha accedido, son preocupantes, toda vez que existen y ponen en evidencia una pretensión del entonces titular de Defensa (a través de su edecán, Youri Hurtado), del ex secretario general de Palacio Bruno Pacheco y del propio presidente Pedro Castillo de que se favoreciese a militares cercanos o afines al Gobierno, promoviéndolos al grado militar inmediatamente superior al que ostentaban. En el caso del mandatario son muy comprometedores, por un lado, sus mensajes inapropiados hacia el mencionado general (“Le pido conversar con Bruno [Pacheco] para unos temas urgentes”, decía uno de ellos, mientras que en otro reenvía un nombre, el del comandante del Ejército “Hugo Torres Quispe”, junto con una indicación escueta, pero reveladora: “para coronel”), y por otro, el hecho de que su nombre haya sido invocado repetidamente por los otros dos exfuncionarios para darles peso a sus demandas.
Es de notar que la lista de los recomendados fue enviada por Ayala a través de Hurtado a partir de los primeros días de octubre y se fue extendiendo a lo largo del mes, incluyendo nombres de militares que ni siquiera estaban entre los candidatos para el ascenso porque habían obtenido puntajes demasiado bajos como para aspirar a ello. Como es de conocimiento público, tanto el general Vizcarra como el ahora ex comandante general de la FAP Jorge Chaparro (que también recibió presiones para favorecer el ascenso de determinados oficiales en su arma) no cedieron a las irregulares demandas y fueron inmediatamente pasados al retiro a pesar de que habían sido nombrados para sus respectivos cargos –con las firmas de Castillo y Ayala– apenas tres meses atrás. Y la posible relación causa-efecto entre una cosa y la otra resulta bastante obvia.