Fricción Keiko-Vizcarra, ¿quién pierde más?
Es normal y necesaria la dinámica entre la oposición y el oficialismo. Ocurre en las mejores democracias del mundo y precisamente parte de la definición del concepto “democracia” comprende el libre juego de las fuerzas políticas, de los contrarios y los puntos de vista divergentes.
Sin embargo las fuerzas políticas en esas democracias maduras obedecen a los intereses legítimos de verdaderos partidos políticos, y si bien estos están cada vez más debilitados en Europa o EE.UU. y son sustituidos cada vez más por el ciudadano en sí, lo que ocurre en el Perú es que no hay propiamente partidos institucionalizados y más bien los que se llaman “partidos” solo obedecen a caudillismos insolventes y cúpulas individualistas sin mayor liderazgo ni decencia.
Efectivamente, en el caso concreto de Perú, donde el presidente Martín Vizcarra es en puridad un hombre sin partido político, y quien tiene al frente a una oposición representada por Fuerza Popular (FP), donde todo se hace a partir de las decisiones de Keiko Fujimori, y quien es además ama y señora de una bancada parlamentaria, resulta que las condiciones de esa dinámica entre el oficialismo y la oposición es muy especial, peor todavía cuando es la oposición fujimorista la que aparece más desgastada, por lo que un choque entre ambos no garantiza buenos resultados para nadie a la luz de que no se daría sobre aspectos sustantivos en materia de ideología, doctrina y políticas de Estado.
Sin menospreciar la experiencia política del presidente de la República y de la lideresa fujimorista, una confrontación entre ellos bajo los lugares comunes de la actual coyuntura del país, no tiene la altura ni la consistencia como para aterrizar en aspectos que al final solo deberían beneficiar a la sociedad peruana, pues bajo el reciente mensaje político, vía YouTube, de Keiko Fujimori minimizando la importancia del referéndum, en especial respecto de la no reelección de congresistas y la bicameralidad, solo se esconden caprichos con el objetivo de apoyar seguramente a sus congresistas que “invirtieron” mucho dinero en ocupar la lista de FP y que quieren reelegirse el 2021, sabe Dios acaso con la finalidad de recuperar esa “inversión”.
Del saque, como suele decirse criollamente, la oportunidad, forma y fondo, del mensaje de Keiko Fujimori no tiene el efecto que ella esperaba, quizá porque en este momento la opinión pública entiende que no es propicio agudizar la confrontación más allá de la que normalmente existe. Por eso, el choque con el Gobierno, a partir del mensaje de la señora Keiko, solo ha buscado desmerecer el referéndum al decir que no es prioritario y al calificarlo de populista, y así de alguna forma sólo está demostrando la desesperación de la lideresa de FP por recuperar puntos en las encuestas, pero eso no se va a lograr si se alude a que la reforma política no sirve para nada, porque eso no es cierto.
Y si por ventura existiera vocación sincera en el mensaje de Keiko Fujimori, al decir que los efectos de la reforma recién se verán en el 2021, su apelación a exigir políticas inmediatistas a Palacio de Gobierno en realidad caen muy mal porque justo el presidente Vizcarra y varios ministros estuvieron durante la semana recorriendo el interior del país. Además resulta contradictorio un mensaje de ese tipo cuando hay congresistas de la bancada de FP que anunciaron su apoyo a los proyectos de ley del Ejecutivo.
Por todo ello, en este momento los resultados tras el “speech” de Keiko Fujimori solo contribuyen a un mayor desgaste de su persona y aumentan aún más la desconfianza de la población en su liderazgo, y si sigue así, acaso todo eso le podría costar nuevamente su derrota en las elecciones presidenciales del 2021. Al final las fricciones, si no son legítimas, solo harán perder a todos, Vizcarra, Keiko y la población.